28 de diciembre de 2016

Miradas

La singularidad de un artista está en su mirada. En encontrar donde nadie antes había visto nada, en encontrar el escorzo, el punto que revela algo nuevo en lo ya visto . En reconocer lo que siempre ha estado ahí y nadie había nombrado de esa manera.

Una mirada revela una historia donde nadie había sospechado. Una mirada descubre figuras y composiciones que pareciera que ya estaban ahí pero nadie había desvelado. Como si la música ya estuviera en el aire y en el tiempo y sólo faltara el músico que la agitara para que se desprendiera el sonido y comenzara. Como si las arquitecturas prodigiosas estuvieran sostenidas en esa mirada hasta que la sostiene la solidez de sus materiales. Donde otros ven y acaso sienten lo mismo sin abrir la boca, el poeta levanta una oda, un tsunami de palabras.

Hay miradas dulces y otras que pareciera que levitaran. Algunas miradas se fugan, otras se levantan en rebeldía. Hay miradas que erigen realidades que a veces no son de este mundo. Hay miradas que erigen mundos que encienden las cotidianas realidades. Hay miradas fatales y otras que se fugan, otras se levantan en rebeldía.

Hay miradas de fuego y miradas de mar. De viento y de sal. Las hay nostálgicas y temerarias. Hay miradas ansiosas y frívolas, otras son esquivas y fugaces. Hay miradas elocuentes y otras silenciosas.
Es conveniente esquivar las embusteras, las embaucadoras, las que atraviesan como canto de sirena.

Hay miradas de inteligencia, y todas las letales son femeninas. Hay maneras de mirar y de encontrar, de reconocer los objetos y celebrar la belleza. En la mirada está la clave. Hay tantas maneras de mirar como de habitar el mundo.