25 de noviembre de 2013

¿Por qué escribimos?

Tres autores convergen en una respuesta clara y simple: escribimos porque tenemos el deseo de hacerlo.

Dice Federico Campbell (Post scriptum triste): «la enseñanza de Juan Rulfo es que no tiene sentido escribir; que no vale la pena escribir si no es para lograr una obra maestra: y, sobre todo, que en cuestiones de literatura la cantidad de libros publicados no tiene nada que ver con la calidad, como suele darse a entender en un medio donde aparecen tantas novelas escritas sin deseo. Juan nos hizo ver que lo que importa en esta vida es el deseo.

»Su enseñanza es de un orden que sólo podríamos adjetivar con una palabra que prácticamente ya no quiere decir nada en nuestro medio: ético. Lo importante no es escribir cuando se tiene algo que decir sino cuando se tienen deseos de hacer.»

Dice V. S. Naipaul (Leer y escribir): «Los libros posteriores surgieron como el primero, impulsado únicamente por el deseo de escribirlos, con una percepción intuitiva, inocente o desesperada de las ideas y los materiales, sin comprender plenamente a dónde podían llevarme. El conocimiento llegaba con la escritura.»

Dice Antonio Muñoz Molina (“Cuaderno en blanco”): «No se busca un cuaderno porque se sienta la necesidad o el deseo de escribir algo. Se escribe algo porque se tiene un cuaderno, porque su forma y sus hojas en blanco nos despiertan el deseo de escribir, de anotar, de descubrir.»


En el principio está el deseo, la imperiosa necesidad de escribir. Luego, toma forma la escritura, una posición ética, y ante propia escritura, la sed de fijar palabras, asoma el asombro, el conocimiento, la revelación, la sorpresa del hallazgo. 

La escritura es el deseo en movimiento, un viaje textual al fondo de uno mismo.

24 de noviembre de 2013

La prosa de Elizabeth Smart

Elizabeth Smart, dama de las oraciones contundentes, señora de las imágenes asombrosas, de la afirmación rotunda y descarnada, escribió una obra tan breve como intensa, tan lúcida y poética (plena de guiños y referencias, de citas, homenajes y paráfrasis que se fugan y se pierden en la traducción, el tiempo transcurrido y el contexto cultural) que otorga a sus libros una dignidad de pequeñas joyas en verdad singulares, un canto al amor y un grito desconsolado de voz inconfundible.

Muchos años después de En Grand Central Station me senté y lloré, publicó Los pícaros y los canallas van al cielo (ambos en Salamandra), expresión acabada de sus temas y motivos, de sus razones y sus amores.

Si en aquella primera novela narraba sus amores con George Barker, en la segunda da cuenta de su vida en al posguerra, de sus hijos, el hambre, el trabajo, los recuerdos y la muerte, su búsqueda y reclamo del amor. La prosa de Elizabeth Smart es tan poderosa que sucede en instantes, en oraciones que obligan a detener la lectura y volver a esas palabras como se mira un cuadro muy bello o una escultura particularmente bien plantada. John Banville dice que la frase es el mayor invento de la civilización humana; Elizabeth Smart lo supo antes, ahí están: sólidas, impecables, sorprendentes:

«Sin embargo, en esta hermosa tarde, lo que queda de mi juventud se alza como un géiser, y me siento al sol, peinándome para quitarme los piojos. Pues es difícil dejar de esperar (“Lo que mi corazón recién despierto murmuró que era el mundo”). Aunque soy una mujer de treinta y uno y medio con piojos en el pelo y un amante infiel.»

»El amor es un hecho trágico y casi siempre imposible. O tal vez sólo se conseguí, como ciertos elementos químicos, en condiciones muy particulares, fugaces, por muy poco tiempo. De cualquier manera, admiro su sabiduría, su capacidad de observación, su lucidez para nombrar y decir su verdad, con contundencia y delicadeza, con rabia y contundencia emocional.

La trama casi no importa. La novela no va a un final, sino a la acumulación de momentos vitales que juntos formarán los motivos y le darán sentido a la escritura, develarán a la escritora, explicarán una vida gracias a esa prosa tan bella como intensa.

Dice de las mujeres, sus vidas, sus obligaciones, su condición:

«Así que entre la preocupación y la acción las caras de las mujeres menguan. ¿Pueden marcharse, dejar tras ellas todo lo espurio, lo fútil, lo ignominioso, lo falto de amor, en esos misteriosos campos de champiñones, en la colina salpicada de vacas informes como babosas al anochecer, y alcanzar por fin, esa misma noche, la tranquilidad de un pub de Londres, donde los rostros fosforecen entre el humo y a veces, entre la distraída angustia? ¿Ni siquiera una ligera libertad condicional?

»No. Deben quedarse. Deben rezar. Deben golpearse la cabeza. Deben ser bonitas. Esperar. Amar. Intentar dejar de amar. Odiar. Intentar dejar de odiar. Amar de nuevo. Seguir amando. Afanarse. Ir de acá para allá.

»La verdad se les engancha y corroe su belleza.

»El útero es un equipaje difícil de manejar. ¿Quién puede tambalearse colina arriba con tan escandaloso peso?»

Unir agallas e inteligencia y sensibilidad es menos común de lo que podría esperarse. Elizabeth Smart, además de celebrar con fortuna la literatura, sabía que «un bolígrafo es un arma furiosa».

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Véase en este Cuaderno de bitácora de lo casi inadvertido el apunte del 25 de octubre de 2010: "Elizabeth Smart y su llanto en Grand Central Station".

22 de noviembre de 2013

El enigma de Kafka

El 12 de enero de 2013, Fernando Bermejo Rubio publicó en Babelia, el suplemento cultural de El País, el artículo Kafka: la solución a un enigma, que guardé para continuar con una inveterada costumbre heredada de mi abuelo y de mi padre que consiste en acumular papeles, recortar de diarios y revistas reseñas, entrevistas, reportajes, cualquier escrito que amerite conservarlo por la contundencia de sus opiniones, la claridad de sus razones o la riqueza de su información.

Este artículo, me dije mientras lo guardaba, va a desatar una tormenta. Me parece que no fue así, y ahora que reaparece en mi estudio entre un rimero de papeles variopintos se me ocurre una explicación: tal vez Kafka no presenta ningún enigma, y resolver o desmontar lo kafkiano en busca de la verdad de Kafka es, como enseña Quevedo, buscar a Roma en Roma, o quitar las capas de la cebolla para encontrar la esencia misma y la verdad de la cebolla.

Sin embargo, el artículo tiene su interés. En La transformación (durante muchos años fue traducida como La metamorfosis), Kafka cuenta cómo Gregor Samsa, tras un sueño intranquilo, se encontró convertido en un monstruoso insecto. Bermejo Rubio dice que  Kafka sería un escritor incompetente si su intención sólo hubiera sido narrar esa transformación.

Si Kafka quería mostrarnos a un bicho, ¿para qué hablar de sus lágrimas y su risa, de su cuello y sus orificios nasales, de su posición erguida y de sus discursos? ¿Por qué la madre de Gregor se lamenta y su hermana entra en la habitación para ventilarla y alimentarlo? ¡Es un insecto descarnadamente humano!

Si prescindimos de la “supuesta metamorfosis” o no la entendiéramos en sentido recto, toma sentido esta otra interpretación:

Gregor es un hombre ingenuo, emocionalmente frágil, que se pliega a los intereses de su familia e interioriza los juicios ajenos con excesiva facilidad. Gregor es víctima de su familia ociosa y sin muchos escrúpulos, a la que mantiene mientras él se desloma trabajando.

Un día, simplemente, cae enfermo, y empieza a percibirse como los otros lo ven: como un bicho, un ser insignificante y deleznable. «Y, en efecto, aunque Gregor se debate entre la autoafirmación y la sumisión, el rechazo que sufre le hará asumir paulatinamente la visión de sus verdugos, según la cual él –la víctima– es un ser miserable, nada sino un bicho.

»Ahora bien, ¿quién nos cuenta esta historia? Aunque el relato está narrado en tercera persona, en realidad la voz narrativa no es omnisciente, sino que refleja una perspectiva limitada, que coincide esencialmente con la del propio protagonista. ¡Esto significa que La transformación está contada en la perspectiva de una víctima!»

Así se despeja la solución al enigma: «cuando la propia víctima llega a compartir la visión del círculo victimario la verdad misma desaparece, imponiéndose como “verdad” una versión distorsionada en la que la víctima es presentada como un ser infrahumano.»

La obra de Kafka, según el artículo, está plagada de indicios de la genuina humanidad del protagonista. Bermejo Rubio concluye que deberíamos «desechar de una vez la cháchara del “absurdo” y lo “ininteligible”, y comenzar a reconocer en su obra una despiadada lección de lucidez».

Sostener que el de Gregor era un simple problema de autoestima que lo hacía sentir como un insecto es una solución simple pero no por ello desechable. El relato es más complejo, múltiples los elementos en juego. De cualquier manera, si esta es en verdad otra interpretación, no altera «las implicaciones [que] para nuestra herencia cultural son tan inmensas como inquietantes».

Releo el artículo y tengo más dudas y preguntas que soluciones y certezas. El enigma Kafka está intacto. Le doy vueltas, lo reviso como al sombrero de un mago: no hay truco ni una trampilla. Kafka se sale siempre (en cada lectura) con la suya. Kafka es más complejo y rico que las interpretaciones que pretenden resolverlo. Buscar descifrar a Kafka es kafkiano; es como pelar una cebolla para encontrar la cebolla, como buscar a Roma en Roma.

18 de noviembre de 2013

Las dos comas

Las dos comas o coma doble es un signo de puntuación de reciente creación que está causando furor entre filólogos, lingüistas y semiólogos, profesores de bachillerato e  investigadores universitarios. También llamado doble coma e incluso coma y coma, terminará por trastocar la puntuación y el acto de la escritura, aseguran, por la enorme riqueza que ofrece al redactor.

Poetas de al menos seis lenguas y trece naciones de ambas orillas del Atlántico han señalado su entusiasmo por el nuevo signo al que le atribuyen la  posibilidad de indicar pausas no sólo más largas sino pronunciadas, profundas, abismales han dicho, lo que modifica esencialmente el verso y la multiplicidad de los significados del poema.

Un par de premios Nobel de Literatura han manifestado su beneplácito (uno de ellos dijo que revisará la puntuación de sus obras completas a la luz del nuevo signo) y un autor de novela negra, un fabricante imparable de best-sellers ha anunciado que se pondrá a trabajar en una novela en la que el nuevo signo tendrá un lugar protagónico, como si fuera un personaje o el detective que resuelve un caso, y es que la doble coma abre una puerta al pensamiento oblicuo y polisémico.

La doble coma, confirman correctores de estilo, editores y tipógrafos, es una revolución en la página semejante a la que introdujo Aldo Manucio en Venecia en la segunda mitad del siglo XV al establecer el uso del punto y coma, las letras itálicas o cursivas y la apariencia actual de la coma tanto como su lugar al pie de la línea.

En pocas palabras, ya no es escribirá igual. La doble coma no acaba de llegar y ya ha modificado un sistema imperfecto que, a fin de cuentas, ha funcionado durante varios siglos. Lo sorprendente no es la incorporación del nuevo signo, sino que no se hubiera instalado antes en nuestros escritos.

En estos tiempos incluyentes y democráticos, donde se reconoce plenamente los derechos de la diversidad textual, ¿por qué no habríamos de aceptar y gozar de los beneficios de la doble coma sí aceptamos y usamos otros signos combinados (casi dígrafos) como el punto y coma, los dos puntos y, el colmo de colmos, los muy desprestigiados puntos suspensivos? 

¿Cómo no celebrar un signo que separa elementos de la oración con énfasis, señala pausas reveladoras (no necesariamente más largas, aunque no excluye una duración mayor), más incisivas, intuitivas y -por qué no- emocionales? No hay razón para que las dos comas empoderadas no cohabiten, convivan y operen instaladas en el mismo espacio tipográfico señalado para un solo signo.

Ha quedado por fin superada la fragilidad de una coma simple (nunca una simple coma) sin necesidad de recurrir al fin abrupto del sintagma ante el punto y coma o los dos puntos, que tantas veces se erigen como un muro por su rudeza, por no hablar del fin súbito que señala el punto y seguido pues con él muere la oración.

Pero el nuevo signo presenta ya un problema. Un célebre semiólogo y novelista italiano de fama mundial ha abierto una brecha que podría no cerrarse nunca pues han surgido partidarios irreconciliables en ambos bandos. La doble coma, ha dicho, puede operar en el texto una detrás de la otra o una sobre otra. A esta última posición sus detractores la han llamado revanchista y frívola; sus incondicionales la llaman simplemente vertical o en pie de lucha, pues celebran que la coma ya no se encuentre de manera obligada sobre la línea, al pie de las letras, al nivel del ordinario punto.

Así, tenemos la doble coma horizontal y la doble coma vertical. Es obvio que una posición distinta le otorgará a las dos comas distintas funciones textuales, que deberán operar al menos en dos planos y acabarán por modificar tanto el significado como el significante. Un renombrado lingüista polaco, profesor de la Universidad de Cambridge, ya ha sugerido si no estamos, en realidad, ante dos signos distintos (la doble coma horizontal y la doble coma vertical), lo que complica mucho más el sentido de las pausas, la cisura, el hiato, que se abre en la oración y sus múltiples sentidos.

Mientras los gramáticos y académicos discuten, los fabricantes de ordenadores, tabletas y toda clase de dispositivos han saludado al nuevo signo y le han dado la bienvenida con una carrera contra reloj para incorporarlo a los teclados y hacerse con una buena tajada del mercado, que muy pronto será del cien por ciento de las máquinas y los usuarios pues nadie podrá prescindir de él.

Se ha anunciado ya el Primer manual de uso de la doble coma y se espera que pronto se ajusten los planes de estudio de las escuelas primarias y secundarias. Todo el mundo está de acuerdo en que la doble coma o las dos comas llegó para quedarse, y una vez que nos acostumbremos, dicen, no podremos vivir sin ella, aunque tal vez tendríamos que decir sin ellas. Y es que, en verdad, llegaron para quedarse porque además de necesarias son encantadoras, deliciosas e irresistibles.

15 de noviembre de 2013

Una novela cada día

Durante una semana de julio de 2013 elegí para mis improbables alumnos de una asignatura imposible que llamaría “Las noticias y la ficción o cada noticia encierra una novela I”, diez noticias raras, extrañas, algo absurdas o sorprendentes o que mueven a la indignación que encontrara en los periódicos para cotejarlas con eso que solemos llamar la imaginación literaria.

Decidí excluir guerras, injusticias y conflictos, desastres humanos o naturales, por considerarlos temas más propios de la poesía épica que de la novela, siempre subjetiva y creada para narrar una historia, las vicisitudes de una vida (Flaubert y Stendhal encontraron en los diarios y gacetas el origen de sus obras maestras). El tiempo y el lugar son irrelevantes: casi siempre y en todas partes obtendría los mismos resultados. Los inexistentes alumnos tendrían que explorar las cualidades literarias y la posibilidad de escribir un relato a partir de esos sucesos. En esa semana tuve noticia de que:

1. Científicos de la Universidad de Utah han descubierto una nueva especie de dinosaurio, al que han llamado Nasutoceratops titusi porque poseía una cabeza con una gran nariz y enormes cuernos. Los paleontólogos han explicado que pertenece a la familia de los triceratops, aunque “está fuera de la norma de este grupo”.

Mark Loewen, director de la investigación, ha explicado que los cuernos y la nariz de esta especie eran por mucho “los más grandes” de cualquiera de su familia de dinosaurios. Los cuernos se curvan hacia los lados y hacia adelante.

Loewen ha comentado: “Nunca se ha visto nada igual" y "ni siquiera se podría suponer la existencia de este animal". El estudio de la Universidad fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society.

Entre sus características, además de su enorme nariz y cuernos, destaca que el dinosaurio era herbívoro, medía unos cinco metros de largo, tenía una especie de cuello festoneado detrás de la cabeza y pesaba unas dos toneladas y media. Los huesos del dinosaurio fueron hallados en 2006 y no se había ratificado que se trataba de una nueva especie porque tardaron años en limpiar el fósil y reconstruir con precisión las características del animal, según Loewen, quien también trabaja para el Museo de Historia Natural de Utah.

Los fósiles fueron encontrados en rocas de unos 75 millones años, lo que ha permitido afirmar que el dinosaurio habitó la Tierra durante el período Cretácico. Los expertos han señalado que los fósiles se hallaron en un desierto al sur de Utah, que una vez perteneció a un continente llamado Laramidia (que años más tarde pasó a formar parte de Norteamérica). Este sitio es considerado como un lugar rico en fósiles, ya que se han hallado otros dos tipos de dinosaurios con cuernos y uno con pico de pato (hadrosaurios).

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2. Alessandro Bastianoni, italiano de 48 años, jugador de póquer, que ganó una fortuna gracias a su habilidad para las cartas, fue hallado muerto en un departamento de Miraflores, en Lima, Perú. Al parecer, decidió suicidarse con veneno mezclado con refresco tras haber perdido seiscientos mil dólares en dos campeonatos de póquer.

Su novia denunció su desaparición y dijo que la última vez que hablaron le dijo que había perdido mucho dinero. “Su voz denotaba una tristeza profunda.” En el departamento encontraron un maletín con ciento cuarenta mil dólares y una carta del puño y letra de Bastianoni en que pedía que se empleara el dinero para incinerar sus restos.

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3. Expertos y turistas están en espera de la floración de la llamada “flor más grande del mundo”. La Amorphophalus Titanum (Aro Gigante, en español) de más de un metro y medio del Jardín Botánico de Washington, Estados Unidos, está a punto de florecer y tiene a la expectativa a los botánicos, funcionarios y turistas que van a visitarla. Como si se tratara de una pieza de arte, esta rara, espléndida y gigante flor, muy pronto mostrará su gran conducto polinizador, que atrae a una gran cantidad de insectos de kilómetros a la de redonda.

 “Estamos nerviosos e ilusionados porque no sabemos cuándo va a ocurrir exactamente, creemos que será en los próximos días, lo que sabemos es que cuando ocurra será muy temprano por la mañana", dijo el moderador de seres vivos del museo, William McLaughlin. "Es muy exótica y muy extraña, nunca había visto nada igual. Es fantástica. No se ve esto todos los días. Se han situado dos cámaras para seguir el acontecimiento por streaming.

La Titáncomo la llama el experto no tiene un ciclo de florecimiento anual. El tiempo entre brotes es impredecible, puede variar entre varios años y varias décadas. Esta flor necesita crear la suficiente energía para generar un brote tan espectacular. Además, apesta cuando brota", señala McLaughlin. Originaria de las selvas tropicales de Sumatra (Indonesia) y descubierta en 1878, "doce horas después de florecer desprende un olor fétido, como a carne podrida, durante otras doce, algo que impedirá estar cerca de ella durante mucho tiempo, pero es un evento excepcional desde el punto de vista de la botánica".

La planta tiene alrededor de siete años y "tenía el tamaño de un frijol cuando llegó al museo en 2007. Pesa más de ciento diez kilos y es su primer florecimiento. Cuando la planta brote dará una flor amarilla, la planta anterior que tuvimos fue carmesí. Una vez que florezca totalmente, permanecerá viva de 24 a 48 horas, luego se marchitará muy rápidamente", puntualiza McLaughlin.

"La Titán requiere unos cuidados muy especiales y una temperatura adecuada, tanto de día como de noche. En este momento el invernadero está a unos 32 grados, aunque son capaces de vivir en condiciones más frescas, de hasta quince grados". Una gran humedad y mucho espacio también son necesarios para un correcto crecimiento. "No se puede tener en casa", indica sonriendo.

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4. Una joven noruega, Marte Deborah Dalelv, tras denunciar a la policía que había sido violada por un compañero de compañero de trabajo, ha sido detenida, juzgada y condenada a dieciséis meses de cárcel por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, falso testimonio y consumo de alcohol.

Parece una pesadilla o el guión de una película de serie B, pero es lo que le ha sucedido a la noruega Marte Deborah Dalelv en Dubái, según ha hecho público la víctima y ha confirmado el Emirates Centre for Human Rights (ECHR). “Informó a las autoridades de Dubái que había sido violada el 6 de marzo, pero le confiscaron el pasaporte y el dinero, y la encausaron cuatro días después”, señala el comunicado de esa organización de defensa de los derechos humanos.

Dalelv, una decoradora de 24 años que trabajaba en el vecino Catar, había viajado a Dubái unos días antes con otros compañeros. Una noche fueron a una discoteca y estuvieron bebiendo. En algún momento, la mujer pidió a uno de ellos que la acompañara de vuelta al hotel. “A la mañana siguiente al despertar [me di cuenta de que] me había violado, me había quitado la ropa y estaba tumbada boca abajo”.

Entonces acudió a la policía para presentar una denuncia, pero cuando el agente le preguntó si había recurrido a ellos “porque no le había gustado” la relación, comprendió que no le estaban creyendo. Empezó entonces su calvario. Fue enviada a prisión y acusada de haber mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, algo que está penado en Dubái y en el resto de los miembros de la federación de Emiratos Árabes Unidos. Además, fue imputada por falso testimonio y consumo de alcohol sin tener licencia, un permiso que por otra parte sólo pueden obtener los residentes y que ningún establecimiento solicita.

Su agresor, cuya identidad no ha trascendido, deberá cumplir 13 meses de prisión por relaciones sexuales fuera del matrimonio. Para poder ganar un juicio por violación la legislación emiratí, basada en la Sharía o ley islámica, requiere que haya o una confesión del violador, o el testimonio de cuatro testigos varones y adultos.

“Este veredicto choca con nuestra noción de justicia. Es muy raro que alguien que denuncia una violación sea inculpada por delitos que en nuestra parte del mundo no se consideran tales”, ha declarado el ministro de Exteriores noruego, Espen Barth Eide. El caso muestra "la posición legal de la mujer en muchos países", ha añadido, para expresar el compromiso del Gobierno noruego con los derechos de la mujer, especialmente en este caso.

(El de Marte Deborah Dalelv no es un caso aislado. En 2008, la australiana Alicia Gali pasó ocho meses en una cárcel de Fuyaira, Emiratos Árabes, acusada de haber mantenido relaciones fuera del matrimonio. Gali trabajaba en un salón de belleza en el hotel Le Méridien. Una noche salió a tomas una copa con compañeros de trabajo. A la mañana siguiente, cuando despertó, aseguró encontrarse "desnuda, con costillas rotas y numerosos moratones". Cuando fue a poner una denuncia, no sabía que la ley local establece que una denuncia de violación sin pruebas equivale al delito de mantener relaciones extra matrimoniales. Los acusados testificaron que las relaciones fueron consentidas, ya que no existían pruebas de violación. Gali fue encarcelada durante ocho meses y luego puesta en libertad, en marzo de 2009.)

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5. Investigadores de la universidad escocesa de Saint Andrews ha descubierto nuevas evidencias que prueban que los delfines se llaman unos a otros por el nombre. Su estudio ha revelado que estos mamíferos marinos utilizan un silbido único para identificarse entre ellos. Cuando un delfín escucha que otro está imitando su señal acústica, responde a esa llamada repitiendo el sonido. El estudio, referido en concreto a la especie Tursiops truncatus, ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Hace tiempo que se sospechaba que los delfines se servían de silbidos distintivos para identificarse, de un modo similar al que los humanos utilizan los nombres. Antiguas investigaciones habían probado que estos animales recurrían a menudo a estas llamadas y que los miembros de un mismo grupo eran capaces de aprender a imitar sonidos no habituales.

No obstante, esta es la primera vez que se ha demostrado que los delfines responden cuando son llamados por su nombre. Para la investigación, los científicos grabaron a un grupo de delfines Tursiops y capturaron la señal acústica identificativa de cada animal. Después, reprodujeron estos sonidos mediante altavoces acuáticos. Así descubrieron que los especímenes solo respondían a su propia señal, imitándola.

El equipo de científicos sostiene que es un comportamiento típico de humanos. El doctor Vincent Janik, de la Unidad de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad de Saint Andrews, apunta que esta habilidad probablemente ayude a los animales a mantenerse unidos en un grupo en su vasto hábitat acuático.

"La mayor parte del tiempo no pueden verse, ni pueden olerse debajo del mar, y el olfato es un sentido muy importante para que los mamíferos se reconozcan", explica el doctor Janik, "Tampoco tienden a quedar en un lugar concreto, así que no tienen nidos o madrigueras a las que volver".

Los investigadores creen que esta es la primera vez que se reconoce este comportamiento en un animal, aunque existen estudios que sugieren que algunas especies de loros utilizan sonidos para identificar a sus compañeros de grupo. El doctor Janik afirma que entender cómo esta habilidad ha evolucionado en paralelo en diferentes especies podría proporcionarnos más información sobre cómo se ha desarrollado la comunicación entre los humanos.

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6. Un estadounidense despierta sin memoria y hablando en sueco. El pasado febrero, Michael Boatwright, de 61 años, fue encontrado inconsciente en un motel de Palm Springs, California. En cuanto lo encontró, la policía lo trasladó a un centro médico.

No sabe qué le ha sucedido y no recuerda su pasado. Dice llamarse Johan Ek, aunque cuando lo encontraron tenía cuatro documentos -entre ellos un pasaporte-, que le identifican como Michael Thomas Boatwright. Las autoridades piensan que Boatwright podría haber participado en un torneo de tenis, ya que encontraron una mochila con ropa de deporte y raquetas.

Un mes después de su aparición, los médicos le diagnosticaron amnesia global transitoria, que puede durar meses; se trata de un síndrome poco común provocado por un trauma físico o emocional.

Tras una extenuante búsqueda, la policía ha encontrado, en los registros públicos suecos, documentos que podrían certificar que Boatwright vivió en Suecia durante 1981 y 2003. Algunos suecos lo han identificado como el estadounidense con gran interés por la historia medieval. Olof Sahlin declaró a Associated Press que lo conoció gracias a su interés por la historia. Lo definió como una persona “amable, simpática y un poco reservada”.

Lisa Hunt Vázquez, la trabajadora social asignada a este extraño caso, declaró a The Sun que Boatwright no puede valerse por sí mismo, no recuerda cómo sacar dinero de un cajero o cómo abordar un autobús; tampoco recuerda a su mujer ni a sus hijos.

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7. Olga Dogaru, rumana, asustada por los robos de su hijo Radu Dogaru, en su afán de protegerle quemó en una estufa casera los siete cuadros robados por Radu en 2012 en el Centro de Arte de Rotterdam (Kunsthal), Holanda.

Según su testimonio, aceptado por la justicia de su país, la banda de seis miembros de la que formaba parte Radu no logró vender a la mafia rusa ni tampoco a un modista rumano, las telas de Monet, Picasso, Matisse, Gauguin, Lucian Freud y Meyer de Haan sustraídas del Kunsthal.

Al ver que se estrechaba el cerco policiaco, Olga primero enterró las telas en el cementerio de una iglesia en el pueblo de Carcaliu, al este de Rumania. Desesperada, optó después por destruirlas en el fuego. “Prendieron en seguida y se quemaron del todo”, ha declarado.

Los fiscales rumanos aceptan que los cuadros han sido calcinados, pero el análisis de las supuestas cenizas pictóricas —que podría demorarse varios meses— continúa. A falta de informe definitivo, la dirección del Kunsthal, y los fiscales holandeses, se aferran a una versión esperanzadora de esta historia. Es decir, que Olga Doradu haya mentido y los cuadros aparezcan por fin. O que tal vez solo quemó unos pocos guardando el resto.
El robo del grupo de Radu, perpetrado el 16 de octubre de 2012, levantó una tormenta en Holanda. El Kunsthal de Rotterdam presumía de contar con un sistema de seguridad por computadora, manejado a distancia desde una central externa, que hubiera debido avisar a la policía en tiempo real en caso de asalto. Tanto es así, que la noche del robo no había guardas en el interior de la sala. Ni esa ni ninguna otra, y los holandeses se sienten burlados: los ladrones no fueron detenidos, pero fueron grabados a detalle por las cámaras internas de seguridad. Se les ve claramente entrar encapuchados, y salir con el botín.
En pocos minutos se perdieron los óleos Cabeza de arlequín, de Picasso (1971); La lectora en blanco y amarillo, de Henri Matisse (1919); El puente de Charing Cross y El puente de Waterloo, de Londres, dos pasteles de Claude Monet (1901); además de Mujer ante una ventana abierta, de Paul Gauguin (1888); Autorretrato, de Meyer de Haan (1889-1891), y Mujer con los ojos cerrados, pintado por Lucian Freud en 2002. Los cuadros están valorados en dieciocho millones de euros.

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8. Un hombre, de 45 años, falleció tras participar en un concurso de beber cerveza en las fiestas de la pedanía murciana de Gea y Truyols, Murcía, España.  Según testigos, el fallecido, licenciado en Historia y celador del Hospital Universitario de Morales Meseguer, ganó el concurso al beberse unos seis litros de cerveza en tan solo 20 minutos. Sorprendentemente, luego se sintió mal y vomitó, por lo que los vecinos pidieron auxilio médico.

Las bases del Gran Concurso de Cerveza son muy sencillas: hay que beber sin parar el mayor número de 'minis' de cerveza en 20 minutos y hasta que el cuerpo aguante. Al parecer, el cuerpo del licenciado no aguantó. Los servicios de emergencia recibieron un llamado sobre las nueve de la noche y al lugar acudió una ambulancia de Corvera, que trasladó al bebedor al hospital Virgen de la Arrixaca, con paro cardiorrespiratorio. El hombre llegó muerto a la puerta de Urgencias.

La pedanía ha suspendido las fiestas, en honor de la Virgen del Carmen, y decretado tres días de luto.

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9. Los calvinistas holandeses sufren una epidemia de sarampión por su negativa a vacunarse por motivos religiosos. La epidemia se ha desatado en el denominado Cinturón Bíblico holandés, zona de mayoría calvinista que cruza el país de oeste a este.

Lo que ha motivado un debate sobre el derecho del Estado a obligar a los padres a proteger a sus hijos de enfermedades infecciosas evitables. La cifra oficial de niños afectados asciende a 466, pero el Instituto Nacional de Salud Pública calcula que puede ser 10 veces mayor. “En esa comunidad, no todo el mundo acude al médico ni alerta a las autoridades sanitarias”, señalan los virólogos, que han puesto en marcha una campaña urgente de inoculación para seis mil bebés.

Su credo de los calvinistas les lleva a anteponer el “plan de Dios y las pruebas mandadas a sus criaturas”, a la evidencia científica sobre el riego y prevención del virus. Otros ortodoxos, por el contrario, admiten que la presión social les lleva a no vacunar a sus hijos. Los que abren la puerta al médico si acude a domicilio, actúan con vergüenza y a escondidas para no ser marginados por los suyos.

En 1971, la misma visión bíblica favoreció la aparición de una epidemia de poliomielitis que acabó con la vida de cinco menores y dejó con secuelas a otros 44. En 1999 hubo un segundo brote.

Aún no se alcanza el pico de la epidemia, y los reproches entre predicadores y políticos han adquirido dimensiones insospechadas. Los primeros ofrecen su apoyo pastoral a las familias y advierten, como Wouter Pieters, de que “nada hay por encima de la Biblia”. “Los servidores públicos pueden hablar en nombre propio, pero el creyente decide por sí mismo bajo la mirada del Señor”. Respondía así al llamamiento de la antigua ministra de Sanidad, Els Borst, a la vacunación. “No va en contra de Dios. Y si todo es voluntad divina, también lo son las vacunas”, dijo ella. Su postura fue refrendada por el propio primer ministro, Mark Rutte, creyente y protestante, que considera imposible “que el Creador quiera que estos niños sufran las consecuencias de una enfermedad peligrosa”. “En este mismo mundo creado por Él hay vacunas”, señaló, en su alocución semanal de los viernes. Edith Schippers, titular de la cartera de Sanidad, y miembro a su vez del partido en el poder, prefirió poner la nota pragmática: “Si bien el sarampión no es inocuo y no vacunar es un error, vivimos en un país libre”.

Con el debate acalorado, la senadora Heleen Dupuis, se ha atrevido a pedir que “el Estado proteja a los niños de sus padres”. “Es hora de abrir la discusión sobre la posibilidad de una vacunación obligatoria. También lo es la educación elemental. Otra manera, si se quiere, de forzar la voluntad paterna”, declaró en el informativo nocturno Nieuwsuur. A partir de aquí, la religión y la ciencia, enfrentadas como nunca, han cedido terreno al principio de la separación de la Iglesia y el Estado. Y las opiniones se han multiplicado. Desde el historiador Hans van der Jagt, estudioso del protestantismo nacional, que ha escrito en el rotativo De Volkskrant lo siguiente: “Los únicos que tienen la respuesta son los creyentes mismos. Pero estamos ante un grupo marginal y egoísta de ortodoxos protestantes […] Van desapareciendo, pero ni Rutte ni la sociedad puede cambiarles”. Al predicador y profesor de teología Arnold Huijgen, que lamenta “la falta de respeto del Estado, con sus constantes intromisiones, por las libertades ciudadanas”. “¿Adónde vamos a llegar?”, se pregunta. "Los virus forman parte del plan de Dios", dice un predicador.

Con la sociedad en vilo por la suerte de los niños enfermos, y el temor a que la epidemia salte al resto del país, El Instituto Nacional de Seguridad Pública preparaba seis mil cartas dirigidas a la comunidad calvinista para invitarla a vacunar a los niños.

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10. El oro que existe en la Tierra (y en el resto del Universo) tuvo su origen, según los últimos datos, en cataclismos cósmicos difíciles de imaginar, concretamente en el proceso de formación de agujeros negros como consecuencia de la colisión de estrellas.

Hace seis semanas se detectó un estallido de rayos gamma de corta duración (solo duró dos décimas de segundo), que es uno de los procesos más energéticos observables en el Universo, e inmediatamente se centraron en esa zona del cielo los más avanzados telescopios, porque los científicos quieren saber a qué se deben. Primero con el Magallanes, en Chile, y luego con el telescopio espacial Hubble se observaron los restos en luz visible y luz infrarroja de esta explosión.

Estas observaciones son las que mejor sostienen hasta ahora la hipótesis de que estos estallidos de rayos gamma proceden de la colisión de estrellas de neutrones, según científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. El resplandor observable durante los días siguientes es lo que ha indicado que allí, por desintegración radiactiva, se crearon cantidades sustanciales de elementos químicos pesados, incluido el oro.

El oro es escaso en la Tierra (a pesar de que se calcula que están sin extraer el 80% de las reservas) y es también escaso en el Universo. Tampoco era muy accesible la hipótesis anterior, de hace unos 20 años, que situaba el origen del oro (y de muchos otros elementos pesados) en las explosiones estelares conocidas como supernovas. Precisamente de las supernovas surgen las estrellas de neutrones, densísimas y muy pequeñas. Si chocan dos estrellas de neutrones y se forma, como se cree, un agujero negro, en el proceso se podría decir que se emiten rayos y centellas.

“Hemos calculado que la materia eyectada tras la colisión es aproximadamente equivalente al 1% de la masa del Sol y que la cantidad de oro en ella es hasta 10 veces la masa de la Luna, lo que nos da un valor de mercado actual de 1 seguido por 28 ceros en dólares”, explicó medio en broma Edo Berger, que ha dirigido la investigación. Asegura que con este mecanismo (explosiones de este tipo se producen cada centenas de miles de años en una galaxia) se puede justificar la formación de todo el oro del universo, aunque no descarta que las supernovas sean el origen de una pequeña parte. La reciente colisión se produjo en una galaxia similar a la Vía Láctea pero muy lejana. El brillo del estallido superó durante unos instantes el brillo total de la galaxia.


Cada día, una experiencia personal apuntalada en la imaginación por la memoria, las confesiones de un amigo o la conversación que escuchamos furtivos en un autobús o de la mesa de junto en un café y alguna noticia del periódico de cada día encierran la posibilidad de un relato que podría ser digno de contarse. Que una historia como argumento y trama encuentre a su novelista es tan improbable como que uno de esos alumnos inexistentes narre la novela de alguna de esas noticias que le he guardado. Por eso, entre otras razones, una buena novela tiene algo de imposible y siempre nos sorprende como un milagro.

10 de noviembre de 2013

La permanencia literaria de un amor

Edna Lieberman conoció a Roberto Bolaño en México cuando eran muy jóvenes, ella no llegaba a los veinte, él era unos años mayor. Luego se encontraron en Barcelona. Un día él la invitó a tomar un café con leche. Ese encuentro fue decisivo. El amor que a todos ronda, sobre todo en la juventud, hizo lo suyo. Entonces decidieron vivir juntos. Un año después, más o menos, se separaron. Edna se fue a Italia. No volvieron a verse. Bolaño no la olvidó. La evocó como un personaje clave y recurrente a lo largo de sus libros.

Todo esto, su particular ajuste de cuentas con ese amor, esa historia inconclusa, su tomentosa relación con Bolaño lo cuenta Edna en su libro Cartas a mi fantasma (Editorial Terracota). A mí me la contó un sábado en la mañana mientras tomábamos café en la terraza de una librería muy bella y particularmente bien surtida. Me habló de su encuentro tardío con la obra del escritor chileno. De su creciente sorpresa al ver su nombre o ser aludida sin posibilidad de error o confusión a lo largo de muchos libros y muchos poemas. “Roberto nunca me olvidó”, me dijo Edna. “Te lo voy a demostrar”.

Entramos a la librería, abría un libro y me mostraba dónde aparecía. Tomaba otro y volvía a decirme quién y cómo era en esa obra. A veces, su mención es textual, con todas sus letras, su identidad apenas se oculta bajo velos translúcidos, puestos más para mostrar que para ocultar.

A lo largo de toda la obra, a lo largo de casi treinta años, Edna aparece como Edith Oster en Los detectives salvajes; en Amberes es la mexicana, judía, pecosa, de piernas flacas y pelo caoba; en Tres, es la desconocida que desaparece en su Atlántida; en Llamadas telefónicas, la mexicana; en 2666 es Edna Miller; en Los sinsabores del verdadero policía es Edith Lieberman.

También está presente en la poesía. Entre otros, en los poemas “Musa”, “Te alejarás”, “En realidad quien tiene más miedo soy yo”. En otros poemas la evoca por su nombre: uno se llama “Para Edna Lieberman” y otro “El fantasma de Edna Lieberman”, que dice:

Te visitan en la hora más oscura / todos tus amores perdidos. / El camino de tierra que conducía al manicomio / se despliega otra vez como los ojos / de Edna Lieberman, / como sólo podían sus ojos / elevarse por encima de las ciudades / y brillar. / Y brillan nuevamente para ti / los ojos de Edna / detrás del aro de fuego / que antes era el camino de tierra, / la senda que recorriste de noche, / ida y vuelta, / una y otra vez, / buscándola o acaso / buscando tu sombra. / Y despiertas silenciosamente / y los ojos de Edna / están allí. […]

Estos testimonios, estas menciones, esa presencia constante de Edna en la literatura de Roberto Bolaño dicen mucho de la importancia que tuvieron uno para el otro en sus vidas. Para él, a lo largo tantos años y tantos libros. Para ella, a partir del descubrimiento del lugar que tiene en tantas páginas del escritor que la amó. Yo leo y escucho con asombro, pienso en esa memoria viva, en esa constancia, en esa permanencia literaria del amor.

Edén Ferrer: Epiclesis

 Hay un viejo debate, tal vez de origen francés, sobre la forma correcta de aproximación a una obra literaria. Por un lado Sainte-Beuve, decía que una obra es el reflejo de una vida y para conocer esa obra, para explicarla cabalmente y en su justa dimensión, es necesario analizar la biografía del autor.

Por otro lado, están los defensores de la obra por la obra misma. De éstos, entre los autores franceses, destacan Flaubert y Proust. Ellos dicen que la obra tiene autonomía, se presenta sola y vale por sí misma. La obra es y dice lo que dice al margen de su autor. La interpretación y valoración, claro, es asunto de cada lector.

Me gustaría hablar de Epiclesis (Fondo de Cultura Económica, México, 2013), la antología de los escritos de Edén recién publicada, con autonomía e independencia. Quisiera hablar de la obra desde la obra misma, pero no puedo, me lo impide un accidente afortunado. Yo conocí a Edén Ferrer.

Borges se jactaba de lo que había leído, no de lo que había escrito. Yo tengo motivos para celebrar a mis amigos (también para lamentar a los que he perdido, y no siempre porque llegaran al final del camino). Edén y yo fuimos amigos; conversé con él por unos cuantos años en el sentido más profundo y grave de la palabra. Edén era un amigo entrañable, un regalo de la vida y su presencia era en sí misma un hecho literario.

Edén era un hombre, luminoso, lúcido, brillante como tal vez no he conocido a otro. Tenía la cultura del que ha leído una biblioteca entera y la recordaba por artes de Funes, el Memorioso (podía recitar centenares de versos, dar puntualmente citas textuales y explicaciones eruditas, nombres, títulos de obras y se sabía más palabras de las que caben en el Diccionario).

Edén era simpático, tenía una sonrisa fresca, era amigo de sus amigos y de la conversación, de la tertulia, del café; vivía una fascinación cósmica por las mujeres, vestía como dandy (jamás, nadie, lo vio despeinado, con una camisa arrugada o los zapatos sucios) e iba a todas partes con un portafolios de piel en el que guardaba sus escritos que mostraba y daba copias a sus amigos en la primera oportunidad  (por eso conservamos fotocopias de poemas y relatos que permanecen inéditos).

También tenía una rebeldía incompatible con la vida ordenada y cotidiana, no tenía la sumisión del empleado modelo; tenía en cambio una sed de libertad que no le permitía ejercer con método y la disciplina debida el trabajo en una oficina, o el estudio académico y la docencia, para la que estaba particularmente dotado, y una imaginación portentosa que no le ayudaba a mantener los pies en la tierra.

Su experiencia de vida lo hicieron un outsider, un Perseguidor, en términos cortazarianos, un hombre al margen, solitario, siempre a contracorriente, rodeado de familiares y amigos (adoraba a Edurne, su pequeña hija). Viajero de la noche, buscador de la belleza y lo sublime, se le pasaban las horas sin que se diera cuenta.  Muchas veces se quedó a pasar la noche en mi casa, y una vez se instaló una semana entera. Cuando no conversaba, leía y escribía en silencio como un gato; apenas comía, pero sí había que dejar a la mano una botella de vino tinto, por lo menos.

Edén era un buscador de absoluto que de pronto desaparecía. Algunos de mis amigos de principios de los años ochenta fueron amigos de él y buena parte de aquellas amistades se sustentaban en una madeja de complicidades para cuidarlo ("¿Tú lo llevas? ¿Lo pones en un taxi? ¿Lo has visto?" "¿Qué sabes de él?" "¿Con quién está?", nos preguntábamos). Menudo, enjuto, quevedescamente flaco, era frágil al extremo e inimaginablemente sensible. Verónica Volkow escribió un retrato "Edén Ferrer, in memoriam (La Jornada, México, domingo 4 de febrero de 1996), un testimonio de primera mano sobre un escritor del que casi nadie sabía nada y casi nadie había leído.
Era más de diez años mayor que yo y por momentos parecía un hermanito menor. Un día se definió: "Soy como un niño que no tiene un papalote que lo lleve".  

Edén era un Poeta (con alta inicial, por supuesto), un goliardo fuera de siglo, un espíritu libre y liberador, disperso, que no se molestó en recoger o publicar su obra, por eso celebro la justa y necesaria aparición de Epiclesis. Es un acierto del Fondo de Cultura Económica la publicación de esta antología con la que queda resarcida, al menos parcialmente, una deuda con un escritor de primera línea y marginal. Ahora un libro de Edén Ferrer se inscribe en la Colección Letras Mexicanas por derecho propio, como bien dijo Joaquín Díez-Canedo, entonces director de la editorial. Además, es una edición muy bella, que Edén hubiera apreciado.

No me sorprendería que los críticos a partir coloquen a Edén en el cajón de los “raros” o “inclasificables” de nuestras letras. El asunto es irrelevante, en cambio me parece que la literatura de Edén Ferrer tiene muy pocos rasgos en común con la obra de sus contemporáneos.

No sé cuánto habrá escrito, tal vez relativamente poco. Muchas veces me habló de una novela a la llamaba “Ruelas”,  el trayecto a pie del personaje desde el barrio de San Ángel al Zócalo en el centro de la ciudad. La novela sucedería en dos planos: la descripción y comentarios arquitectónicos e históricos sobre la ciudad misma y el pensamiento –una suerte de flujo de conciencia– del personaje mientras camina y recorre la ciudad. Edén decía que tenía más de cien páginas escritas y no tengo la menor idea dónde podrían estar. Es posible que haya perdido manuscritos y originales, no soy el único que conserva poemas y relatos inéditos.

Epiclesis es una antología que incluye una novela corta (de espléndida factura que puede leerse en clave de al menos dos géneros), ficciones o relatos, breves ensayos y poemas, es una selección a la que no le sobran páginas pero sí le faltan poemas y cuentos, en particular los relatos humorísticos. Esa ausencia se echa de menos porque Edén tenía un altísimo sentido del humor, era un hombre que reía y sabía hacerlo. Para él la risa y el humor eran atributos de la inteligencia y dones del espíritu que bien supo cultivar y hacer compatibles con su gravedad metafísica y un pensamiento serio y profundo (por algo anduvo un tiempo entre jesuitas).

Bienvenido sea Epiclesis, el libro, cuyo título es una palabra que no recoge el Diccionario pero sí la teología, lo que no debe sorprendernos, pues la obra de Edén es metafísica, una búsqueda y un ascenso de comunión cósmica antes que estrictamente religiosa. No es casual que de su poesía –tan seria, tan rica, tan inteligente, tan solemne– “Antífona” (Askesis), nombres que remiten a ese rasgo central de la poesía de Edén, sea el poema favorito de muchos lectores, y que en esta edición, en la página 168, aparece con una errata que Jorge Brash señala y espero sea enmendada en la primera reimpresión. Hablando de murciélagos, el poeta escribió guano (estiércol), habla del innoble aroma del guano fosilizado, y un mal duende de imprenta lo convirtió en gusano fosilizado.

La publicación de este libro, por tardía más gozosa (Edén murió en 1995, a sus cuarenta y seis años) es otro motivo para seguir pensando en él, para que gane lectores y el póstumo reconocimiento que merece. Para los que tuvimos la alegría de conocerlo, este libro, vínculo único con sus palabras, es también un pretexto inútil. No creo que nadie que haya conversado con él, nadie que lo haya conocido pueda olvidarlo.

Edén Ferrer era, en verdad, un hombre y un poeta extraordinario. (¡Evohé! ¡Evohé!, como sé que no hubieras dejado de decir, entrañable Edén, grandísimo traidor, pequeño cronopio, poeta mayor.)
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(Texto, con pequeños cambios, leído en la presentación de Epiclesis en la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica en la ciudad de México el jueves 7 de noviembre de 2013.)