28 de diciembre de 2015

Un acto nos define

En un instante cabe una vida. Como si una fotografía revelara el sentido y la razón de ser de cada uno. Como si un acto contuviera la existencia entera. Borges dice que a Dante le basta un solo momento para hacernos conocer a alguien, y elogia el don de «presentar un momento como cifra de una vida. [...] Cada uno se define para siempre en un solo instante de su vida, un momento en el que un hombre se encuentra para siempre consigo mismo».

Acaso no soy el que yo pensaba que era, y sospecho que ese malentendido es común a todos los hombres. Y un hecho, un instante, basta para explicarnos ante los demás. Cervantes no imaginó que sería recordado como el autor del Quijote. Si alguien le hubiera prometido la vana fama y la posteridad, él hubiera pensado que la ganaría por su heroísmo en la batalla de Lepanto, o por los méritos de La Galatea o Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Cervantes, como todos, no sabía quien era.

Neil Armstrong dio un pequeño paso y puso un pie en la Luna. Yuri Gagarin dio la vuelta a la Tierra en un cohete. Julio César conquistó las Galias, y Bruto asesinó a César. Sócrates bebió la sicuta. Pilatos se lavó las manos. Penélope tejió la frazada, Homero cantó la Ilíada, Virgilio escribió la Eneida. Wellington venció a Napoleón, y Napoleón se coronó a sí mismo. Galileo dijo: «Y sin embargo se mueve». Colón llegó a América. Alejandro conquistó el mundo conocido. En un instante Francesca y Paolo se enamoraron.

Pedro negó a Jesús, y Judas lo traicionó. Jesús murió en la cruz. El Cid cabalgó muerto. Arquímedes encontró y gritó: «¡Eureka!» Juana la Loca recorrió España con el cadáver de su marido. Hitler devastó Europa. Truman tiró la bomba atómica. Hidalgo dio el gritó de Independencia. Teseo mató al Minotauro (y abandonó a Ariadna). Hamlet conversó con el fantasma de su padre. Don Quijote embistió a los molinos. Newton explicó la Física cuando le cayó una manzana. Eva le dio una a Adán. Tiresias fue hombre y mujer. Caín mató a Abel. Dante imaginó el Paraíso y el Infierno. Bach fijó la música. Mozart escribió la más bella. Beethoven componía sordo. Eiffel erigió una torre. Helena se fugó con Paris. Pasteur encontró una vacuna. Odiseo ideó el caballo de Troya.

Job cultivó la paciencia. Pelé anotó más de mil goles. Maradona hizó uno con la mano. La emperatriz Carlota enloqueció. Espartaco se levantó contra Roma. Los hermano Wright inventaron el avión. Simeón el Estilita pasó la vida en una columna. Enrique VIII decapitó a sus esposas. Fleming se encontró la penicilina. David mató a Goliat. Stalin hizo de Rusia los campos del Gulag. Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista. Antígona enterró a su hermano. Edipo yació con su madre. Lot se acostó con sus hijas, y su mujer se convirtió en estatua de sal...

Un hecho basta para explicar una vida. ¿En qué momento nos reconoceríamos? ¿En qué instante seremos nosotros mismos? ¿Qué acto acabará por definirnos?