Rob Riemen, pensador holandés, ha decidido difundir lo que, sin ruborizarnos, deberíamos llamar humanismo. ¿Qué querrá decir esa palabra en nuestros días? ¿Entre violencia y atropellos sin fin, qué puede ser la virtud hoy entre nosotros? La barbarie no es un asunto del pasado.
Riemen, que creó en Ámsterdam una fundación para difundir ideas y valores humanistas, publicó hace unos años un volumen de ensayos que en español se llamó Nobleza de espíritu. Una idea olvidada (UNAM-Conaculta-El Equilibrista; 2008). Si bien el libro fue reseñado y comentado, me parece que no alcanzó la trascendencia que merecía.
Ahora, la obra tiene una segunda oportunidad con una nueva edición (Taurus). Con algunas ideas y pasajes de las vidas de Sócrates, Goethe, Spinoza y Mann, Riemen hace un llamado para recuperar lo que llama nobleza de espíritu, la celebración de la verdad, la justicia, la razón, la bondad y la belleza. La gran cultura aún puede iluminarnos el camino.
La cultura, está claro, no puede florecer sin libertad, y tal vez la libertad sin cultura, sin un motivo trascendente que la anime no valga demasiado. Desdeñar la convocatoria de Riemen es desperdiciar una oportunidad valiosa, tacharla de burguesa y anacrónica sólo revelaría por lo menos ceguera y estulticia.
Estas líneas no son una noticia editorial, ni una reseña. Este texto es una botella al mar, en busca de esos espíritus que están convencidos de que vivimos horas turbias y de que vale la pena dar la batalla por algo tan grave como la civilización. Aún hay tiempo o sol en las bardas. Este texto llegará a alguien, a una mujer o un hombre que comprende que están en peligro los mejores valores, y se sumará a su manera. Si, no todo está perdido.