Claudio Magris y Mario Vargas Llosa conversaron en Lima, Perú, en diciembre de 2009, sobre sus dos temas favoritos: la literatura y la política. Fue un encuentro planeado, público. Ahora, ese diálogo ha sido editado en un volumen con el poco afortunado nombre de La literatura es mi venganza (Anagrama, 2014). En sus escasas páginas no hay venganza alguna, sino inteligencia, ideas, y una admiración y respeto hacia el otro que ya son una lección en sí mismos.
No son muchos los autores que merecen atención una vez que hemos salido de sus mejores páginas. Magris y Vargas Llosa son siempre interesantes porque sus opiniones son tan razonadas como polémicas y honestas.
En ellos dos se conjuga esa doble condición que es menos común de lo que solemos suponer: son artistas, maestros de la palabra, autores de notables obras literarias, y son también intelectuales, se han formado opiniones a partir de pensar y estudiar los temas (los problemas) que les interesan.
El volumen dividido en cuatro secciones, es una muestra de sus opiniones y experiencia. La sección sobre literatura, sobre las interpretaciones del viaje y el retorno de Ulises bien podría enseñarse en las aulas.
Las opiniones sobre los derechos y las libertades, la democracia, sobre los autores que equivocaron el camino ideológico, tampoco tienen desperdicio. Leer el diálogo no es lo mismo que terminarlo, que enriquecer la opinión propia, que mirar desde otros puntos de vista. En su brevedad, este diálogo no se agota ni en la primera ni en la segunda lectura.