3 de julio de 2022

Serrat, sus personajes y la canción

Hace muchos años, en un concierto en Ciudad de México, Joan Manuel Serrat dijo —le gusta contarle cuentos a su público, quizá tanto como cantar para él— que ya no cantaba la canción de «Señora», que había sido excesiva, que los tiempos han cambiado y, sobre todo, que se llevaba muy bien con su señora suegra. Vale.

El 19 de mayo de 2022, en el Auditorio Nacional de Ciudad de México, en el que fue anunciado como su último concierto en México, como una estación más de su larga gira mundial de despedida, no sólo volvió a cantar "Señora", sino que dio una larga explicación que podría ser considerada una justificación.

Serrat, cantor, poeta y viejo lobo de mar (nació en el Mediterráneo), nos contó un lindo cuento, y reveló lo que entiende por canción. 

Dijo que se hizo viejo, que se le cayó el pelo, que tiene destrozadas las rodillas, pero ella, el personaje, la señora, seguía siendo a sus cuarenta y tantos, una mujer atractiva, de piel lozana. Admitió que nunca supo su nombre, para él siempre fue simplemente «señora», la suegra, y que buscó el mejor trato, las mejores condiciones posibles. Nunca es tarde. 

Y extendió ese trato a sus otros personajes, y aclaró que estaban en dos planos distintos. La señora nunca existió fuera de la canción, como Penélope, y explicó que nunca se robó ni violó a una maniquí de cartón piedra. Yo no soy mis personajes, y sólo los conozco en las canciones era el mensaje. Y los personajes perduran, no cambian, siguen intactos. El viejo soy yo, decía. Es bueno saberlo.

Luego cargó duro y con razón contra la pobre definición de canción del Diccionario de la Lengua Española. No hace falta un doctorado en filología comparada para saber que tenemos el peor diccionario oficial de las lenguas indoeuropeas, pero pareciera que existe una conspiración desde la Real Academia Española y la pomposa y muy inoperante Asociación de Academias de la Lengua Española para mantener esa condición a cualquier precio, cueste lo que cueste, caiga quien caiga.

El viejo poeta lamentó la real definición, y dijo que los señores académicos se quedaron cortos (sí, se quedó corto: es un caballero). Vamos, que no saben lo que es una canción. Pero por fortuna nos iluminó el camino: una canción es la unión indisoluble, entre la letra y la música, algo irreversible, como el café con leche una vez que se han mezclado. Imposible volver atrás. Una vez que las palabras encuentran su melodía, sus armonías, su música, surge la canción que encuentra su repositorio en el alma, que es el mejor lugar para guardar las canciones, y donde atesoramos esas que nos mueven y conmueven y cantan nuestras vidas.

Una vez que una canción se incrusta en el alma, como ese indisoluble café con leche, ya es parte de la vida. No hay manera de desecharla ni olvidarla. Podemos no frecuentarla, pero volverá para darnos y hacernos sentir todo lo que a veces pretendemos olvidar.

Lo que dice Serrat es cierto. Cuando una canción llega al alma es nuestra (o somos suyos) para siempre. Cada uno (o su inconsciente) elige su maná y su veneno. Pero esa lista, siempre finita, nunca cerrada, siempre acotada, bien puede ser vista como una cifra, una biografía musical: las canciones que nos mueven y conmueven. 

Dice bien Serrat, viejo lobo de mar: la fusión de letra (con frecuencia poesía en estado puro) y música es irreversible. Que alguien trate de deshacer, separar, descomponer o desestructurar algunas canciones y verá que si tararea la música pronto estará cantando, y que si dice las letras como si leyera el Código Civil pronto también estará cantando. 

Separarlas es misión imposible. Una vez que se celebran sus bodas, letra y música son inseparables, como en los matrimonios canónicos. Cómo desmembrar, digamos, por ofrecer un mínimo ramillete: «Mediterráneo», «Cantares», «La mujer que yo quiero», «Lucía», «Aquellas pequeñas cosas», «Mi niñez», «La paloma»,  «Nanas de la cebolla».

En su último concierto en la ciudad, el viejo poeta nos dio su arte y una lección. Nos enseñó lo que siempre intuimos pero nunca definimos. Nos reveló qué es una canción.