En Barcelona, en la posguerra, durante la
larga dictadura franquista, una pareja (y su entorno, familia, amigos) de la
burguesía catalana busca sobrellevar con el peso de su amor y su ilusión las
condiciones impuestas al pequeño país
por el dictador.
Sin embargo, esta no es una novela política,
tampoco costumbrista. En realidad, no pareciera una novela convencional porque
pareciera que no sucede casi nada, y lo que deviene y pasa es la vida. La suma
de los años, las pequeñas alegrías y sinsabores de todos los días en las vidas
de los protagonistas.
El país del alma, de Nuria Amat, sucede en realidad en
su lenguaje, en su transparencia, en visión iluminada o poética con una prosa
elegante y llana y sencilla; por la arquitectura del relato que sucede y fluye
con dulzura. Esta escritora merecería más atención entre nosotros, y conste que no es ninguna desconocida, fue elogiada por Carlos Fuentes y es autora de una biografía
de Juan Rulfo, pero lo importante y digno de atención es la calidad de su prosa, la sobria elegancia con la que ha tejido un libro inolvidable. Nuria Amat ha escrito un relato delicioso con una prosa asombrosa, casi mágica.