2 de abril de 2018

Mozart

Un gato joven sobre el teclado
Juega travieso a las notas que se aman.
El gato, funámbulo, va por la luna
Y la posa en el marco de la ventana.
En el aire se sostiene un castillo de sonidos,
Se desgrana una parvada de notas blancas:
Palomas que baten sus alas en sonata.
Se agitan, iluminan la noche, crean el tiempo:
Mientras dura el milagro, el mundo tiene Gracia.
Un piano es la alfaguara, y es una delicia su canto de agua.
Emerge y brota el fruto sonoro, maduro y nítido en el oído,
Dulce en el ánimo, y casi azul en la luz, en la mirada.