Un gato joven sobre el
teclado
Juega travieso a las notas que se aman.
El gato, funámbulo, va
por la luna
Y la posa en el marco
de la ventana.
En el aire se sostiene un
castillo de sonidos,
Se desgrana una parvada
de notas blancas:
Palomas que baten sus
alas en sonata.
Se agitan, iluminan la noche,
crean el tiempo:
Mientras dura el
milagro, el mundo tiene Gracia.
Un piano es la
alfaguara, y es una delicia su canto de agua.
Emerge y brota el fruto
sonoro, maduro y nítido en el oído,
Dulce en el ánimo, y
casi azul en la luz, en la mirada.