6 de diciembre de 2011

Philip Marlowe

Apunte para un pequeño ensayo. La figura del detective se impone en la lectura:

Tengo algo de lobo solitario, no estoy casado, ya no soy un jovencito y carezco de dinero. He estado en la cárcel más de una vez y no me ocupo de casos de divorcio. Me gustan el whisky y las mujeres, el ajedrez y algunas cosas más.

El mayor encanto de las novelas de Raymond Chandler protagonizadas por Philip Marlowe, el entrañable, consiste en que el detective, su vida, su soledad, sus aventuras y peligros, él mismo son más importantes que la trama y el caso que resuelve. Marlowe es la novela, lo demás es novelesco. Él es el contenido, lo demás el continente. Chandler, maestro del oficio, es responsable de un prodigio: imaginó y encontró un personaje verdadero que vive aún fuera de los libros y acompaña a los lectores mucho después de que han dado la vuelta a la última página y han cerrado la novela. A veces pienso que podría ser el solitario que se sentaría a mi mesa. Sería espléndido poder invitarle una cerveza a Philip Marlowe, conversar con él de mujeres y ganarle una partida de ajedrez.