9 de septiembre de 2024

Reseñas de Matrimonio a la italiana

Busco información, datos, noticias, sobre Matrimonio a la italiana, de Vittorio de Sica, una joya deliciosa del cine italiano de los sesenta. No quiero nada en particular, pero me gustaría encontrar algún dato curioso, elementos para comprender, que me ofrezcan un contexto, un punto de apoyo para valorar mejor la película.

Busco en la Red, en el inevitable internet. Esto es lo que me ofrece Google en la primer intento, como si lanzara la red por primera vez al mar: 


«Durante la Segunda Guerra Mundial, en Nápoles, Filomena Marturano (Sophia Loren) no encuentra cómo ganarse la vida, así que trabaja en un prostíbulo, y ahí conoce a Domenico Soriano (Marcello Mastroianni), quien la lleva a vivir con él.»* (Wikipedia)

«Con dos de los más grandes exponentes del cine italiano en su reparto, Matrimonio a la italiana nos muestra las debilidades sexuales de sus personajes incluida una de las más bellas mujeres de la historia del cine Sophia Loren.»** (Prime video)

«Nápoles, Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Filomena Marturano, una bella joven que está sola en el mundo, trabaja en un prostíbulo, pues no encuentra otra manera de ganarse la vida. Allí es donde conoce a Domenico Soriano, más conocido como Don Mimi, un acomodado burgués que la retira de la profesión y la lleva a vivir a su casa. Basada en la obra teatral de Eduardo de Filippo.»*** (FilmIn)

«Estelarizada por Sophia Loren, el filme cuenta la historia de Filomena, una joven solitaria que para sobrevivir decidió trabajar como prostituta. Por su parte, Domenico Soriano es dueño de un bar en la ciudad, cuya posición social lo convirtió en un hombre respetado. No obstante, acostumbra asistir a burdeles y disfrutar de las mujeres sin ningún tipo de obligación. Durante un ataque militar, entre estallidos y escombros, ambos se conocen mientras tratan de protegerse. En ese momento, Dominico se interesa en la ingenuidad de la muchacha e inmediatamente la retira de su profesión y la lleva a vivir a su casa. Filomena esperanzada en quitarse el estigma que su trabajo le dejó, ansía que el protagonista decida casarse con ella para convertirla en una mujer respetable. Sin embargo, él solo está interesado en sus viajes y no quiere compromisos.»**** (Cinema 22)

«La película de Vittorio de Sica cuenta la historia de Filomena, una joven prostituta que en tiempos de guerra conoce a Don Mimi, un caradura hombre de negocios, que se siente atraído por ella. A lo largo de los años, el caprichoso destino los vuelve a reunir, y el acomodado Domenico la retira de la calle para colocarla en su casa con la única finalidad de cuidar de su madre.» *****

«Durante la Segunda Guerra Mundial, Filomena Marturano se ve obligada a trabajar en una casa de prostitución para ganarse la vida. Allí conoce a Doménico Soriano, quien le retira de la profesión. La relación acabará en boda.»****** (La Vanguardia)

«(Marcello Mastroianni) es un reputado hombre de negocios que mantiene una aventura amorosa con Filumena. La joven se convierte en su amante a lo largo de los años y, además, le ayuda en sus negocios. Al final, acaba teniendo un hijo de Domenico, quien desea conocerle. Para ello, Filumena le exigirá que antes contraiga matrimonio con ella.»******* ( DeCine21)

«Durante la Segunda Guerra Mundial, Filomena Marturano se ve obligada a trabajar en una casa de prostitución para ganarse la vida. Allí conoce a Doménico Soriano, quien le retira de la profesión. La relación acabará en boda.»******** (SincroGuíaTV)

«Filomena está determinada a casarse con el hombre con quien ha compartido los últimos 20 años de su vida y volverse una mujer respetable. Con una brillante estrategia que funciona a la perfección, consigue por fin el tan anhelado anillo de compromiso.»********* (Quality Films; Biblioteca UNPA )


Ninguna miente del todo, ninguna cuenta o revela la verdad del filme. Es imposible hacerse de una idea clara y precisa a partir de estas tristes reseñas. Pareciera, incluso, que no hablan de la misma película. Por lo visto, la recensión es un género literario poco cultivado, por lo tanto tiene un gran futuro. Compruebo, una vez más, que buscar en la Red es muy fácil, pero encontrar es muy difícil.


___________ 

* https://es.wikipedia.org/wiki/Matrimonio_a_la_italiana_(pel%C3%ADcula_de_1964)

** https://www.primevideo.com/detail/Matrimonio-a-la-italiana/0NUBQI2WZ7IJ797QDDDITDBKCO

*** https://www.filmin.es/pelicula/matrimonio-a-la-italiana

**** https://cinema22.canal22.org.mx/sinopsis.php?id=403&barra=Autor 

***** https://www.rubensolerferrer.com/matrimonio-allitaliana-matrimonio-a-la-italiana-vittorio-de-sica-1964/

****** https://www.lavanguardia.com/peliculas-series/peliculas/matrimonio-a-la-italiana-49687

******* https://decine21.com/peliculas/matrimonio-a-la-italiana-4282

******** https://sincroguia-tv.expansion.com/peliculas/matrimonio-a-la-italiana--47v-SPA

********* https://biblioteca.unpa.edu.mx/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=4557&shelfbrowse_itemnumber=1860


8 de septiembre de 2024

La violación de Gisèle Pélicot

El caso de Gisèle Pélicot, cuyo juicio comienza en estos días de septiembre, en Aviñón, Francia, va a generar miles de páginas, artículos, ensayos, tesis, asombrosos libros de investigación (ojalá alguno de ellos lo escriba, por su impecable calidad y enorme talento, y esa fusión entre reportaje y novela, gran literatura, de Emmanuel Carrère), y no descarto que en unos años tengamos documentales y películas.

La violación de una mujer por al menos setenta y dos hombres, invitados e inducidos por el marido de ella, es una historia asquerosa, siniestra y repugnante. Un crimen que merece la mayor condena y el peso de la ley.  

No es fácil dar por ciertos los hechos, la manera en que ha sucedido esta violación masiva. Y no pretendo reducir su gravedad, ni proteger a Dominique Pèlicot, ese es el nombre del primer criminal, sino que la verosimilitud, nuestra capacidad de creer, sin atenuar las aberraciones que suceden, tiene un límite; luego, viene la imaginación, la fantasía, la exageración, la distorsión. Todo lo que cabría en una novela.

Algunas historias no caben en una novela, si el novelista aspira a la verosimilitud; es decir, a que los lectores crean que esos hechos narrados sucedieron. Vargas Llosa lo ha contado, en La fiesta del Chivo, tuvo que dejar fuera parte de las carnicerías, crímenes y crueldades sin nombre del Chivo, Rafael Leónidas Trujillo, dictador de la República Dominicana para que algunos lectores y críticos no descartaran la novela por fantasiosa e increíble.

Hay sucesos que los lectores leen con escepticismo y levantan las cejas antes de aceptar como hechos históricos lo que cuentan novelas y ensayos históricos. Sucede que van más allá de lo que es prudente creer y aceptar como verdadero. 

Dominique Pèlicot, de 71 años, ofrecía a su mujer, con la que estuvo casado por cincuenta años, a través de redes sociales y chats de foros, en un pueblo del sur de Francia. Parecía un buen marido, buen padre y buen abuelo. 

¿Cómo creer, suspender la incredulidad, para decirlo con Coleridge, que Dominique drogaba a Gisèle con medicamentos como benzodiazepinas, que ella entraba a un sueño como un coma, y entonces era violada por alguno de esa legión de hombres que contaban con el consentimiento y estímulo del marido? 

¿Cómo creer que durante años fuera posible repetir este procedimiento sin que fuera descubierto? ¿Cómo creer que ella no notara al despertar? ¿Cómo creer que Gisèle no se hubiera contagiado o infectado de alguna enfermedad de transmisión sexual, que no tuviera molestias, irritaciones o moretones que despertaran sus sospechas?

¿Cómo conseguía Dominique que Gisèle tomara las pastillas? ¿Cómo es posible que los tres hijos del matrimonio no se dieran cuenta? 

Drogar a mujeres para que hombres yazgan con ellas o duerman a su lado es una historia no ejemplar que ya imaginaron y escribieron Yasunari Kawabata en La casa de las bellas durmientes, y Gabriel García Márquez en Memoria de mis putas tristes.

No descarto que el proyecto de una novela sobre un hombre mayor ofrece a su mujer no joven para prostituirla mientras ella está sedada, inconsciente, y acuden uno tras otro hombres de diversa condición; ese proyecto podría recibir objeciones severas y considerables, por inverosímil, que podrían mandar esa sinopsis a la papelera de los libros que nunca se escribieron y se escribirán. Pero esto no es un proyecto de novela, sino una historia policiaca cuyo juicio apenas comienza. 

Algunos de los clientes, esos hombres que Dominique llevaba a su cama más por morbo y malsano placer que por dinero, han dicho que pensaban que la mujer fingía dormir, lo cual hacía más excitante la visita pues era una fantasía irresistible, una experiencia que no eran fácil rechazar. 

Gisèle, con un gesto admirable y poco común, aparece en el juicio con el rostro descubierto y la cara en alto; algunos de sus violadores, que podrán ser condenados a veinte años de prisión, ya no saben cómo esconderse. 

No es inverosímil imaginar que no hay novelista que haya imaginado esta historia. Se antoja, en verdad, imposible. 

3 de septiembre de 2024

Contratiempo

Dos astronautas estadounidenses, Butch Wilmore y Suni Williams, están en la Estación Espacial Internacional desde junio y no pueden volver a la Tierra. Su misión debía durar una semana, pero se prolongará hasta febrero del 2025, cuando otra nave vaya por ellos. Será un viajecito de nueve meses. Eso es lo que podemos llamar sin duda alguna un gran contratiempo. 

Algo no está bien con un software y parece que hay una fuga en las tuberías relacionadas con la propulsión. Pero las razones por las que no van por ellos no sólo son técnicas. Claro, enviar un cohete no es pedir un taxi a domicilio, pero hay declaraciones políticas ambiguas, burocracia espacial, rivalidades entre empresas privadas contratistas de la Nasa, seguramente la negociación de un anexo al contrato y mucho dinero de por medio.

No sé en qué consiste su dieta de esos astronautas, pero sea la que sea no debe ser muy variada ni apetitosa; no sé si la comida sea abundante, pero les falta agua: beberán su propia orina filtrada y purificada una y otra y otra vez. Y no puedo imaginarme los precarios cuidados que podríamos llamar de higiene personal. ¿Tendrán en su nave suficiente papel higiénico y una vasta dotación de pañales? 

Supongo que tendrán mucho tiempo para conversar, para conocerse, para jugar cartas o ajedrez. De esa convivencia intensa ininterrumpida durante meses podría surgir el amor, un enamoramiento súbito y loco, a salvo del demonio de los celos, al menos mientras sigan allá arriba.

Pero también podrían caerse mal, empezar a fastidiarse, detestarse y odiarse al punto de los arrebatos pasionales dominados por la vesania. No sé si ya se ha registrado para la historia el primer coito espacial, pero estoy seguro de que no se ha cometido ningún homicidio, o feminicidio. 

Butch Wilmore y Suni Williams tendrán tiempo para reflexionar y pensar qué harán en la Tierra, si vuelven con bien, el resto de sus vidas. Por lo pronto, seguro, cada uno se perderá una boda y un funeral, un bautizo o un bar mitzvah, el cumpleaños de la hija o la nieta, la convalecencia de la madre, el aniversario de bodas (al menos ella está casada), el Thanksgiving Day, la Navidad y el Año Nuevo. No sé si les será posible votar para la elección presidencial de noviembre. Sin duda, estar en la Estación Espacial varados (término que no le gusta a la Nasa) es un gran contratiempo.

Su espera, mientras son rescatados, en sus condiciones, fuera del tiempo, hace ver la de Penélope como un ligero retraso. La señora de Ítaca, aunque cercada por años por sus molestos pretendientes, al menos estaba en su casa: podía comer una buena ensalada, respirar aire fresco, pasear por el jardín, tomar el sol y disfrutar del mar. 

Dino Buzzati, en El desierto de los tártaros, novela admirable que Borges elogió sin reservas, imaginó la vida del oficial Giovanni Drogo, que partió con su nuevo uniforme de teniente una mañana a una fortaleza en la frontera. Debía permanecer allá poco tiempo; su vuelta es una postergación indefinida. 

Juan José Arreola en «El guardagujas» narra la pesadilla o el sueño o la crónica puntual de un tren que no llega a la estación donde lo espera un viajero, o que no se sabe cuándo pasará o que tal vez nunca llegará a ninguna parte porque no existe o de ninguna ha salido. 

Y Luis Buñuel nos muestra en El ángel exterminador, una de sus obras maestras, a los asistentes a una cena que no pueden, literalmente no pueden, sin obstáculo visible o conocido, abandonar el salón. Pero ese par de astronautas cuentan con que algún día una nave vaya por ellos y puedan regresar a la Tierra, digamos a casa. 

Bien visto, digan lo que digan los entusiastas y los desquiciados, estar atrapado en una suerte de refugio espacial, como en una celda de castigo, en una versión de alta tecnología del Purgatorio es una forma de prisión, y un ajuste de cuentas cósmico que se distancia de lo que solemos llamar una buena vida. 

Exploradores a toda prueba, curiosos sin remedio, no paramos hasta conocer el último rincón, la última punta de la Tierra; navegar por todos los mares y explorar todas las fuentes de los ríos; sentar nuestra real humanidad en toda la Tierra. Ahora vamos en el espacio. 

Me pregunto si la alegría, el sentido de la vida, la felicidad no se encuentra en casa. En edificar eso que llamamos un hogar. Después de todo, entiendo, aquellos dos que después de haber viajado y permanecido más de lo prudente en el espacio, no quieren otra cosa que volver a la Tierra. 

Todos nos hemos contrariado por la avería del coche, porque no conseguimos un taxi y perdimos un autobús, un tren o un avión, y casi siempre se trata de un pequeño contratiempo que se resuelve pronto, en unas horas, al otro día; pero a estos viajeros, que ya llevan tres, les faltan cinco meses en su cacharro espacial. Ya veremos cómo les va hasta su planeado regreso en febrero.

Ay. Ante el infortunio de Wilmore y Williams, recuerdo a Pascal, que escribió en sus Pensamientos: «he comprendido que toda la desdicha de los hombres se debe a una sola cosa, la de no saber permanecer en reposo en una habitación.»