9 de agosto de 2012

Hughes y el secreto de Las meninas

Robert Hughes fue un crítico de arte que solía decir lo que pensaba. Tenía ideas claras, las convicciones firmes y fue el terror de algunos tomadores de pelo que más vale olvidar. Por supuesto, sus opiniones fueron el centro de algunas discusiones ácidas. Manifestar opiniones no correctas atrae, además de líos y problemas, una celebridad que no siempre es esperada ni bienvenida. Llegaron a llamarlo "el crítico más famoso de la historia”, "el crítico de arte más influyente".

Leer sus libros es una buena manera de aproximarse al arte, aunque no se coincida del todo con él. Pero Hughes me dio algo muy valioso: me ofreció el secreto de Las meninas de Velázquez. Decía que el misterio del cuadro es el cuadro en sí mismo: lo que se ve en el cuadro es lo que ven Felipe IV y Mariana al momento de entrar en la habitación. Al mirar Las meninas es como si acompañáramos a los reyes (reflejados en un espejo del fondo) y descubriéramos con ellos lo que vieron al entrar. El espectador tiene el privilegio de compartir el punto de vista con el rey de España.

Para mí fue un hallazgo deslumbrante. No sé si Hughes fue el primero en aventurar esta solución, pero de cualquier manera le estoy muy agradecido, al menos por difundirla. Cuando leí sus palabras que explicaban el misterio sufrí mareos y vértigos pero no sentí que todo se nublara y oscureciera a mi alrededor. Todo lo contrario, descubrí que el cuadro se iluminaba pleno de una luz muy pura y muy clara. Hughes no me quitó el misterio y fascinación que sentía por el cuadro sino todo lo contrario, desbordó mi afición por Las meninas y fijó para siempre mi admiración incondicional por la genialidad de Velázquez.