17 de abril de 2025

El estornino de Mozart

La anécdota es histórica. Sabemos que el 27 de mayo de 1784 Wolfgang Amadeus Mozart compró en una tienda de Viena un estornino y se lo llevó a su casa. Las razones por las que lo hizo son el primer punto de una larga serie de preguntas, muchas de ellas no tienen respuesta. El pajarito vivió cerca de tres años en la casa de los Mozart. 

La imaginación y la especulación han sido fecundas en la naturaleza de una extraña relación que no es un disparate llamar musical. Sí, el estornino cantaba e imitaba música de Mozart, pero también el canto del estornino se cuela a las composiciones del genio. 

La composición conocida como «Una broma musical» (K522), acusa una extraña colaboración que desentonaba con la armonía y el estilo galante, típico de las obras de Mozart. Incluso la compañía discográfica Deutsche Grammophon admitía en el texto que acompaña a su disco «la unión torpe, desproporcionada e ilógica de un material poco inspirado». Por no hablar del origen y los atributos de Papageno, personaje central de La flauta mágica. Detrás de ese hombre/pájaro hay un pájaro de verdad. 

Todo comenzó cuando el estornino de Mozart cantó la melodía del rondó del Concierto para piano No. 17, que por esas fechas no se había ni siquiera estrenado. No sabemos si el pájaro cantó su parte o Mozart la compuso, la tocó y el pájaro la repitió, con tanto acierto y musicalidad, y tantas veces, al punto de despertar el asombro y dar pie a una amistad y colaboración que duró tres años. 

El estornino vivía en cantaba en el salón de los Mozart como un miembro más de la familia, y cuando murió Wolfgang el rindió una sentida ceremonia fúnebre. 

Todo esto, y otras cosas asombrosas, las leí en una recensión de Eduardo Huchín Sosa en la revista Letras Libres sobre el libro Mozart’s Starling (Little, Brown, 2017), de Lyanda Lynn Haupt. (Existe una edición española: El estornino de Mozart (Capitán Swing, 2023).

Lyanda Lynn Haupt es una ornitóloga y divulgadora científica que, arrebatada por la idea de Mozart y su pájaro musical, investigó a fondo, y nos dio un libro en verdad inteligente, sensible, divertido y muy documentado. Una delicia.

La parte de la relación musical de Mozart con su estornino algo tiene de novela policiaca, pero también tenemos una visita a Viena, una recreación algo imaginaria de la casa de los Mozart, la condición de los estorninos en los Estados Unidos, donde poco falta para que sean calificados de terroristas (se portan mal, maltratan a otras especies, se reproducen de manera asombrosa, al punto de que el gobierno organiza matanzas, sí, cacerías indiscriminadas de estorninos para controlar la población).

Pero lo importante era la convivencia y el canto. Así que doña Lyanda se robó una pajarita y se la llevó a su casa. Allí aprendió y sufrió lo que es tener un estornino en tus habitaciones, pero sobre todo gozó y se divirtió en grande con un animalito tan inteligente, que hacía travesuras, le gustaba la música y cantaba (pero Mozart no era su compositor favorito).

A mí todo esto me parecía encantador, asombroso y me divertía muchísimo. Pensaba en mis amigos esencialmente mozartianos, Rolando, Antonio y Gerardo, y también en Jorge, que además de traductor profesional (ese es su oficio) y melómano sin remedio (ese es su vicio) algo tiene de naturalista, ornitólogo y amigo de los animales. Quise compartir mi entusiasmo y les envié la reseña de la revista. 

Jorge encargó un ejemplar de inmediato en alguna plataforma, una de esas de entrega casi inmediata. Y podría jurar que lo vi sonriendo desde la lectura de la primera página, aunque él estuviera en su natal Jalapa y yo en Ciudad de México. Más todavía, podría asegurar, sin haber sido testigo, lo que sucedió.

Puedo imaginarlo leyendo, feliz, a medianoche, en su cama. De pronto, como para él leer y traducir es casi el mismo acto, se levantó de un salto, fue a su mesa y empezó a traducir en su computadora ese libro que tanto le estaba gustando. Su manera de hacerlo suyo, de gozarlo al límite es traducirlo.

Unas semanas después recibí por correo electrónico su versión de El estornino de Mozart, que tradujo para su placer y alegría de sus amigos. No aspira a lucrar con su trabajo ni hacer una edición con su versión; lo importante era divertirse y disfrutar el trayecto. 

Lyanda Lynn Haupt, por su parte, dice: «My six books explore the intersection of humans and the wild earth.» No imagino una manera más amable y poderosa de acercarse a ese mundo salvaje que leer este libro. He empezado a poner atención a los pájaros. Los veo, los escucho. Les presto atención unos segundos. Nunca lo había hecho. Se abre un mundo que estaba ahí, al alcance de mi vista, y no había mirado.