I
La tarde se llueve
hasta el olvido.
De tanto vivirla
ya no la sentimos.
Cansada de llorarse
habitamos su gemido,
vacía de sí misma
se duerme como un niño.
En silencio la miro
y tú sigues conmigo
eterna como un río.
II
La tarde se llueve.
Se vacía, se derrama.
Su estruendo es un lamento.
Cómo llueve, te digo.
Asientes. En silencio,
estás a solas, contigo.
Se va la tarde como un río.
Miro por la ventana, con sigilo.
La tarde al fin, seca de lluvia,
de sí misma, gota a gota,
se duerme como un niño.
Enciendo la luz. Asombro.
Cuando vuelvo la mirada
-sigues en ti, callada, conmigo-
siento que ha pasado un siglo.