9 de abril de 2022

Zarampahuila

Alguien tocó el timbre de la casa. A través del interfón (palabra que no conoce el Diccionario de la Lengua Española, y que también se le llama telefonillo, portero electrónico, citófono, interfono) un hombre ofrecía algo. Lamento no haber atendido el llamado, no haber acudido a la puerta y hablar con él y ver su mercancía. Su acento revelaba que no era de la ciudad, tal vez del sur del país y seguramente de origen campesino. 

Como en Pigmalión, la obra de Bernard Shaw, basta escuchar a alguien hablar medio minuto para hacernos un juicio, con frecuencia bien orientado, de su origen, educación y condición. El hombre que va de puerta en puerta por la ciudad, vendía productos textiles, que probablemente él mismo confeccionó. Pregonaba, entre otros, manteles, colchas y zarampahuilas. ¿Qué es una zarampahuila?

Sabía que la palabra no estaría en el Diccionario de la Lengua Española, pero aun así lo consulté. Con más esperanza consulté el Diccionario del Español de México del Colegio de México, y no la encontré. Acudí al Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva, y tampoco la recoge. Busqué en la Enciclopedia de México, edición de 1973, y tampoco estaba ahí. Tampoco la encontré en el Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía de México, sexta edición, 1995. Por último, una querida amiga revisó el Diccionario de mejicanismos, de Francisco J. Santamaría sin encontrar un resultado ni una pista. Pregunté a dos amigos traductores y editores. Nadie conocía la palabra, nadie la había escuchado.

Busqué en la Red, y en páginas no bien acreditadas aparece como una persona molesta, enfadosa o fea. Aquel hombre no vendía personas, sino textiles u otros productos artesanales. En todas las búsquedas, escribí el nombre con variantes: zaranpahuila, zarampagüila, sarampahuila, saranpahuila, y otras más. En una página de internet, un usuario dejó un comentario que tal vez es la respuesta que busco: un tipo de cubrecama tejido a mano hecho en Oaxaca en un telar. Y la palabra tal vez significa (¿en qué lengua?) hilada a mano.

Soy mexicano y he vivido casi toda mi vida en México, y un mexicano toca a mi puerta y mi ofrece algo que no sé qué es, que nunca había escuchado. Más allá de la anécdota y la curiosidad estimulada por el gusto por las palabras, el hecho revela algo muy triste y digno de atención. Entre los estratos culturales de México, entre el campo y las ciudades, existen abismos culturales, lingüísticos y socioeconómicos muy profundos. La diversidad cultural de México es tan vasta que permite la existencia paralela de realidades y mundos que coexisten y, a veces, apenas se rozan y con frecuencia se ignoran.

Un artesano, tal vez oaxaqueño, ha venido a mi puerta a ofrecerme zarampahuilas, y todavía no sé exactamente qué me ofrecía. Lamento no haber acudido a la puerta, no haber mirado su mercancía, no haberle comprado una pieza.