28 de agosto de 2021

Otra vuelta a Rayuela

Julio Cortázar descubrió, con sorpresa, que Rayuela (1963) era un libro para los jóvenes. Él pensó que escribía un libro para lectores de su edad, que ya rebasaba los cuarenta y cinco años, pero eran los universitarios de Europa y América los que se lanzaron al libro como si tuvieran un objeto mágico o una brújula en medio del desierto o en medio del mar en una noche sin estrellas. Rayuela fue un libro que cambió vidas, que rompió desde el lenguaje y la música y las actitudes vitales de los personajes las expectativas literarias y formas de vida de generaciones de lectores. Creo una manera rayuelesca de estar en el mundo, y rompió el mapa de la literatura hispanoamericana. Hoy circulan, están disponibles, al menos cuatro ediciones de Rayuela, que ya es más que un longseller un clásico. A casi sesenta años de su publicación sigue siendo leída… por los jóvenes. Acabo de releerla en un taller con lectores no del todo jóvenes con fatales resultados: les parece aburrida, pretenciosa, vana, demasiado intelectual, simple, sin argumento… Rayuela sigue atrayendo cada año a un buen número de lectores; para esos jóvenes lectores sigue siendo una fuente de respuestas, de preguntas, una novela/mandala, un camino al cielo, un faro vital.