5 de enero de 2022

Presencia

 Para AM

Los signos de la noche rondan en mayo
los arrecifes de la nostalgia.
Sus ecos resuenan en las maderas preciosas,
en la música dormida,
en la voz que la nombra,
en las quimeras del viento susurrante,
en sombras fugarse que evocan
el grito ahogado de la lluvia nocturna;
viven en la dulce tibieza agazapada en la memoria.
Los destellos fugaces de la noche,
con la violencia de un velamen roto,
se orientan e insinúan, como vuelo de gaviotas,
lejana su presencia.
Nace la rama, tu nombre, y da vida a la certeza.
Como un dibujo hecho de azar, deseo y destiempo
de la figura las líneas se revelan,
nítidas, en sus labios perdidos,
en su sonrisa de luz al final de una escalera,
en dos copas de vino, en el abrazo,
en el amanecer del tiempo, en la lluvia,
en la promesa de sus labios recobrados.