8 de febrero de 2020

El libro de Aurora

Aurora Bernárdez es célebre por sus traducciones y su relación con Julio Cortázar. Para Vargas Llosa estaba claro que Aurora era una escritora:

«Que Julio escribiera y Aurora sólo tradujera (en su caso ese sólo quiere decir todo lo contrario de lo que parece claro está) es algo que yo siempre supuse provisional, un transitorio sacrificio de Aurora para que, en la familia, hubiera de momento nada más que un escritor.»  («La trompeta de Deyá», Mario Vargas Llosa, El País, 28 de julio de 1991.)

Vargas Llosa volvió a comentar sobre la escritura desconocida o secreta de Aurora en otro artículo:

«Yo estuve siempre seguro que Aurora no sólo traducía —lo hacía maravillosamente, del inglés, el francés y el italiano, como atestiguan sus versiones de Faulkner, Durrell, Calvino, Flaubert— sino también escribía, pero que se abstenía de publicar por una decisión heroica: para que hubiera un solo escritor en la familia.» («La muerte de Aurora», Mario Vargas Llosa. El País, 16 de noviembre de 2014.)

Y ahí mismo cuenta que la última vez que la vio, un día de verano de 2013, le preguntó a Aurora por sus escritos:

«¿Por fin te vas a animar a publicar lo que seguramente tienes escrito?», le pregunté. Su respuesta fue evasiva y, sin embargo, estimulante. «Necesito cinco años», me dijo, con su vieja sonrisita un poco burlona de costumbre. «Para terminar una biografía de Julio Cortázar.» «¿Lo dijo en serio? ¿Habría comenzado a escribirla? Ojalá fuera así.»

Un traductor es también un escritor. Esa breve lista de autores es apenas una muestra. En realidad, Aurora tradujo, por lo menos, obras de Jean Anouilh, Simone de Beauvoir, Paul Bowles, Ray Bradbury, Italo Calvino, Albert Camus, Lawrence Durrell, William Faulkner, Gustave Flaubert, Vladimir Nabokov y Jean-Paul Sartre. Una selección muy impresionante, y algunas de esas traducciones conservan su frescura y son referente en español de algunos de esos autores.

Vargas Llosa no estaba equivocado, Aurora sí escribía, pero a parecer lo hizo muy poco, dejó mucho menos de lo que nos gustaría, y se echa de menos esa biografía, que hubiera sido un documento clave para descifrar los procesos creativos y la realización de la escritura de Cortázar.

El libro de Aurora (Alfaguara; Buenos Aires, 2017) es una selección de textos de muy diversa naturaleza que se encontraron, al morir Aurora, en cuadernos y agendas en un armario. El libro tiene poemas, relatos, cuentos, comentarios críticos sobre pintura, trozos de diarios, pequeños apuntes, fragmentos de escritura; el libro cierra con una extensa entrevista audiovisual con Philippe Fénelon, amigo de Aurora, compositor y cineasta, que también se encargó de la edición del libro.

Los escritos de Aurora son paralelos a los de Cortázar. Es posible encontrar giros cortazarianos (o aurorescos), algunas correspondencias y vasos comunicantes. El poema «Nocturno» puede leerse como una respuesta a «Después de las fiestas», y «Madame Nicole» evoca «Los buenos servicios».

Se siente la presencia de Cortázar en esa escritura paralela. El mismo gusto por la gran cultura, la misma erudición, la misma educación, semejanzas nítidas en la mirada. No le falta razón a Vargas Llosa: Si esta selección de textos diseminados en cuadernos es representativa de su escritura, Aurora nos quedó a deber una obra, más extensa y profunda. Y eso siempre es una pena. Aurora dice que su no-escritura es un problema que venía desde la infancia, y luego: «...me caso con Julio Cortázar. Tampoco podía entrar en competencia con él. Lo digo de una manera elemental y hasta cómica, porque no se trataba de competir, pero no podía.»

La entrevista no tiene desperdicio. Le pregunta Fénelon sobre su encuentro con Julio Cortázar, el día que lo conoció en un café, la confitería Richmond de la calle Florida:

—¿De qué hablaron entonces?
—De literatura, ¿de qué íbamos a hablar?

El libro de Aurora encierra un pequeño misterio, una duda sobre la autoría de una cita. Dice Aurora en la página 192:

«Dos almas (espíritus) se disputan el portaalma de Julio Cortázar. Una arroja un chorro continuo de imágenes impulsadas por un torbellino de lo arbitrario y lo improbable; la otra levanta construcciones geométricas obsesivas que mantienen el equilibrio sobre la cuerda floja.»

No sé si es el mejor elogio, al menos no es el más claro. Eso de que dos almas se disputen el portaalmas (en ningún otro lado he visto esa palabra), una especie de maleta o contenedor para llevar el alma es un concepto muy extraño, supongo que para comprender la cita hacen falta estudios profundos de metafísica.

Pero el misterio no ese, sino que la cita ha sido atribuida a Italo Calvino, en una versión que sólo se distingue de la otra en la falta, entre paréntesis, de la palabra «espíritus», el portaalma está en plural y se añade un artículo la:

«Dos almas se disputan el portaalmas de Julio Cortázar. La una arroja un chorro continuo de imágenes impulsadas por el torbellino de lo arbitrario y lo improbable; la otra levanta construcciones geométricas obsesivas que se mantienen en equilibrio sobre la cuerda floja.»

Esta cita, bajo el nombre de Italo Calvino aparece en la contracubierta de los tomos publicados de las Obras Completas de Cortázar en Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, y en la Red aparece en muchísimos documentos, sin la referencia a la carta, el artículo o el libro en el que Calvino la escribió.

¿La oración es de Aurora y la usó Calvino, con o sin su permiso? ¿La oración es de Calvino, y Aurora la anotó sin el crédito al escritor italiano en uno de sus cuadernos? ¿Alguien se confundió y le atribuyó a Calvino algo que no era suyo?

Aurora era amiga de Chichita (Esther Singer), esposa de Italo Calvino, se veían con frecuencia, todos vivían en París. Chichita pertenecía al Club de las Piantadas, según Cortázar. Y Aurora tenía además una intensa relación profesional con Calvino: tradujo al menos diez de sus libros. Sería absurdo pensar en un plagio, me inclino por una confusión, un malentendido.

No sé de dónde proviene la cita, pero supongo que la respuesta está en la obra de Calvino, de donde la habrá tomado Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores. Por lo pronto, no la he encontrado.